domingo, 31 de enero de 2010

Teatro: Piedras en los bolsillos


Hace unos días me decidí a ver Piedras en los bolsillos, en el teatro Lara de Madrid. Me sorprendieron, de inmedito, dos cosas: el teatro no estaba lleno y el inicio de la obra me pareció un poco aburrido. Lo del teatro casi lleno no tuvo ya remedio; sin embargo la función mereció la pena.

Dos actores que realizan ocho personajes distintos, sin transición alguna; un cambio de luz o un mínimo gesto en el vestuario y adquirían otra personalidad. Fernando Tejero y Julián Villagrán lo bordan, dejando clara su profesionalidad. Intuyo, por como saluda al público, que éste último estaba realmente agotado tras la función.

La sinopsis de la obra es sencilla. Un pueblo pequeño recibe la filmación de una película, con toda la logística que acompaña a una productora de cine. Todo ello generará una serie de situaciones delirantes que harán que su vida cambie por completo. Piedras en los bolsillos nació de la desesperación de una actriz sin trabajo, de la certeza de que si tú mismo no haces las cosas que te gustan nadie las hará por ti. Nació, sinduda, de un período oscuro en el que el mundo parecía no tener sentido; nació como una luz alfinal del corredor hasta llegar a convertirse en la propia luz. Así Marie Jones creó esta pieza,este juego/broma, puramente teatral.

La historia que cuenta podría ser la nuestra a pesar de que los protagonistas son extras durante el rodaje de un costoso film en un perdido pueblo de España y nosotros no. Sin embargo, sus sueños, sus deseos, miedos y fantasías son las de todos: una vida mejor, menos solitaria, más digna y tranquila.

Fernando y Julián se ven inmersos en un mundo que no les pertenece, al que han arribado de casualidad yluchan cada uno a su modo por insertarse en él y no ser expulsados al fin de su tarea. Todos sabemos –y ellos también- que eso no ocurrirá, que nunca podrán lograr lo que se proponen pues la industria sólo los necesita como una pieza más del enorme engranaje, una pieza que se podría reemplazar en un abrir y cerrar de ojos. Y sin embargo ellos no ven –y nosotros sí- que podrían lograr lo que quieren si variaran levemente su foco, si dirigieran sus miradas un poco, sólo un poco (y esta es su tragedia) hacia otra dirección y llevaran adelante sus propios íntimos sueños.

Pero más allá de la anécdota, Piedras en los bolsillos es una obra teatral, una reivindicación del actor como eje indiscutido del hecho teatral. Así es como los dos actores se desdoblan en una enorme cantidad de personajes sin más armas que su propio cuerpo. Un hermoso desafío para todo actor y a la vez un bellísimo homenaje a la esencia del teatro: el actor.

Merece la pena ser vista. Te hace reir, en algunos momentos sin poder contener la risa. Te hace pensar en ocasiones y emocinoarte en otras. Lástima alguna que otra palabra mal sonante en algún momento -la socorrida blasfemia para dar sensación de progres- pero nada es perfecto.

La adaptación de Juan Cavestany de la obra original de Marie Jones, brillante.